Si usted actualmente es un estudiante de traducción, o ya un profesional de esta carrera, ¿cuántas veces ha sostenido la siguiente conversación?:
- ¿Qué estudias? (o cuál es tu profesión)
- Traducción
- Ahh idiomas…
- No…¡traducción!
Nosotros los que tenemos la ardua pero satisfactoria labor de cruzar fronteras mediante las traducciones de textos, solemos ofendernos y sentirnos mal al escuchar tal afirmación, puesto que sabemos todo lo que implica la carrera de traducción. Si bien es cierto está ganando una mejor posición en el Perú, aún es una carrera relativamente poco conocida a comparación, por ejemplo, de la labor de un contador, abogado, médico, psicólogo, etc.
Existen muchas creencias erróneas con respecto a esta carrera, una de ellas es que en la universidad o instituto al que asistimos nos dedicamos a aprender enteramente uno o dos idiomas, con esto no se quiere afirmar que un traductor no está relacionado a las lenguas sino todo lo contrario (a mayor conocimiento de idiomas, mayor oportunidad de trabajo); sin embargo, un traductor, independientemente de poseer una gran competencia lingüística en su idioma materno, no sólo lleva cursos de idiomas para perfeccionarse en la expresión y comprensión de los mismos (decimos perfeccionarse porque es ideal que el estudiante que recién se va a formar como traductor ya posea conocimientos básicos o intermedios de los idiomas en los que piensa titularse), sino también para dominarlos en su totalidad, si es posible pensar y hablar como un nativo, especialmente si además de realizar traducciones, también se desempeñará como intérprete, pero esta labor merece un artículo aparte.
Paralelamente a dominar uno o más idiomas, el traductor en el Perú se forma en cursos de historia y cultura del país cuyo idioma está perfeccionando, de esta manera aprende a pensar y entender como un nativo, tal como lo mencionamos anteriormente. De igual manera, aprende sobre terminología y lleva diversos talleres de traducción en el campo económico-financiero, técnico-científico, jurídico y literario ya que la persona que realiza traducciones de manera profesional tiene que estar preparada para enfrentarse a estos tipos de texto diariamente, es decir, no sólo tiene que conocer profundamente su propia cultura, sino también poseer una amplia cultura general y conocimiento de la terminología que manejan otras profesiones. Muy diferente es traducir algo por satisfacción y elección propia, por ejemplo, una nota sobre nuestro artista favorito o nuestra canción preferida, a pasar horas de horas y hasta amanecidas investigando la terminología apropiada para traducir y darle el estilo correcto a un contrato de arrendamiento o un informe de estados financieros por encargo de una empresa y muchas veces contra el tiempo ¿no es cierto?, por ello es necesario tan amplio conocimiento general y de ciertos campos del saber, así como capacidad para trabajar bajo presión y curiosidad innata para investigar sobre el tema que estamos traduciendo.
Adicionalmente a la formación lingüística y cultural, el traductor debe prepararse en labores administrativas si es que desea ampliar su campo laboral, esto se debe al mercado reducido aún en el caso de nuestro país, ya que son mayores las ofertas laborales en donde se requiere que el traductor no sólo realice el trasvase lingüístico de los textos, sino que además lleve a cabo labores de recepcionista, secretariado y demás. Este punto no es bien recibido por muchos traductores, pero es la realidad que se vive actualmente. Viendo el lado positivo, prepararnos en este sentido nos ayudará a ser más organizados y nos facilitará enormemente el trabajo si es que deseamos tener nuestra propia agencia de traducciones a corto, mediano o largo plazo.
Asimismo, el traductor adquiere conocimientos sobre tradumática (traducción + informática) en la universidad, conocimientos que debe profundizar luego para fortalecer su competencia laboral, ya que no es poco común que se le exija al traductor manejar programas de traducción asistida como TRADOS, WORDFAST, etc., programas que aceleran su trabajo en gran manera.
Como vemos, son muchas las competencias que un traductor tiene que adquirir en la universidad y a lo largo de su carrera profesional. Vivimos en un mundo globalizado y la labor de un traductor amerita ser mejor difundida en el Perú y demás países, para que cuando llegue la oportunidad de que nos pregunten qué estudiamos o a qué nos dedicamos y respondamos traducción, no escuchemos frases como: ah… ¡idiomas!